crónica de mi crónica

Con necesidad de contarlo. Siempre y por suerte a nosotros solo nos toca narrar lo que le sucede a otras personas. Es como si el corazón del periodista se forrara en acero y se hiciera resistente a las cosas duras que pasan a diario.
Todo cambia radicalmente cuando le toca a uno.

Impotencia, angustia, frustración y mucha bronca.
Como todas las mañanas salí de casa a las cinco y cuarto rumbo a la estacion del tren. Pase caminando por la calle Magalona hacia el puente de La Paz. Llevaba una bolsa con residuos para dejar en un contenedor.
Pase frente a los dos tipos. Uno de ellos estaba junto a un ciclomotor zanella Due de color azul sin matricula. El otro estaba orinando contra un muro.

Cuando pase a metros del tipo. Este tenia un revolver 38 en la mano. Me apunto, me golpeo y me obligo a meterme en un predio baldío junto a una casa derruida.
Mientras que el otro pardo de unos 20 años, hacia de campana. El otro me amenazaba y exigía objetos de valor. Le entregue unos lentes truchos, un reloj de 200 pesos, una pulsera artesanal de 60 pesos, y un billete de 500. Cuando le entregue el celular Nokia muy básico se enojo. Se dio cuenta que tenia un Blackberry y me lo exigió.

Le dije que no se lo iba a entregar, el malandra se endureció, y el otro comenzó a gritar quemalo, quemalo.
Este me apoyo el arma en el pecho, me dijo te vas a morir hijo de puta y disparo dos veces. Pensé este tipo no tiene balas o el arma no funciona. Decidí luchar con el sujeto para desarmarlo, logre alejar el canon del revolver de mi pecho y lo lleve hacia la izquierda. La tercera bala salio.
Pensé que me había dado en el pecho. Sentía húmedo el brazo y calor en el pecho. Pedí ayuda en una textil.
Llamaron al 911.
Termine en Médica Uruguaya. Con una bala en el codo izquierdo, pero con mi Blackberry sano.
La0 atención en la Médica excelente. Luego de cuatro horas de cirugía me sacaron la bala y me colocaron una placa con cuatro tornillos.